Les cuento un poco de que va la película así entienden a lo que me refiero: Matrimonio de mediana edad + dos
Se me ilumina el alma cuando, a eso de las dos de la tarde, Terremoto sale de la casa disparado cual si fuera el arma reglamentaria de un agente de la Bonaerense en medio de Woodstock, gritando incoherencias (haciendo hincapié en el verbo gritar), y Caniche lo sigue como si fuera su leal escudero, también gritando incoherencias (las cuales las conocemos como ladridos). Lo molesto del caso es, no que el niño y su perro despierten a todo el cementerio de la Chacarita a gritos, porque, en el último de los casos, están haciendo cosas naturales de mocosos y perros de mierda. Lo molesto, es ver como Boluda los mira, y no abre la boca. Recuerdo cuando yo tenía esa edad, y aún no se habían inventado los psicólogos infantiles, uno no se atrevía a salir gritando por los pasillos de un edificio. Miento. Si se atrevía. Pero lo hacía una sola vez. Solamente hasta sentir la parte posterior de la mano dulce de mamá, chocando contra nuestras encías, al grito de "tevasacayar...". Y no era un "¿Por qué no te callas?". No señor. Era en imperativo: "tevasacayar, o....". Y uno no entendía a que se refería con el "ó". Si ya me diste en los dientes, ¿qué más pretendes? ¿Pegarme una patada en el plexo? Pero uno no discutía, y con los ojos inyectados en lágrimas, ¡pero sin llorar!, bajaba los escalones que faltaban pegados a la pierna de la madre.
El segundo punto de esta familia de tipo disfuncional que me trae algunas molestias, es su interpretación del reglamento de propiedad horizontal. Sobre todo en la parte que habla de "Espacios Comunes". Realmente no sé, pero en algún punto del mencionado reglamento debe decir algo que yo no leí, o a lo mejor estaba marcado al agua, y esta gente interpreta "Espacios Comunes" como "Espacios propios privados y únicamente míos para hacer los que se cantan las dos bolas, y me chupa sendas si a alguien le parece lo contrario". Y se clavaron con un a pelopincho en la terraza. Ojo, tampoco es que cavaron una fosa en el techo y se mandaron una pileta olímpica como la de River. No jodamos. Pusieron una pelopincho pedorra. Pero es la sensación de impunidad lo que molesta. Porque a mí no me preguntaron. Y mira que me encantan las piletas. Pero no da mandarte una pelopincho arriba de la membrana asfáltica. La cual, ya que la menciono, se ha transformado en el cagadero de Caniche. Y Boluda mira. Y Forro no te saluda. Y ente, es un ente. Y Bombo, se sigue haciendo limar el buje para buscar la parejita (?).
En próximos updates, voy a contar acerca de mis nuevos vecinos, los que me gritan los goles de la U de Chile.